lunes, 12 de noviembre de 2012

Abrir el corazón

El sueño tiene consecuencias.  Si bien en ese estado el hombre puede vivir su vida, seguramente lo hace sin tener consciencia más que de momentos aislados a los que solo une entre sí de manera artificial, uniendo un momento dado a otro de similares características y sin darse cuenta de que entre uno y otro momento en el recuerdo mediaban días y hasta meses y años.

Hombre comiendo, bebiendo y leyendo
Si se quiere verificar lo que se ha dicho, solo basta con intentar prestar atención a los propios pensamientos y actividades cotidianas, y se encontrará cómo uno puede pasar, por ejemplo, de estar leyendo un libro entretenido a dejarlo de lado para preparar la comida; luego, tal vez desee aprovechar el momento para mirar un poco de televisión mientras come casi sin prestar atención al gusto de su comida, y, una vez satisfecho, pasar de inmediato a recordar que ha olvidado pagar una cuenta y que debe dejar los platos para lavar más tarde pues “ya no hay tiempo para demorar el pago…”

Espíritu liberado, Trad. jainista, s. XVII
Quizás ya no haya tiempo para reanudar la lectura hasta el día
siguiente, pero, si el libro le resulta de verdad entretenido, si alguien le pregunta qué está haciendo en estos días, responde con tranquilidad: “Leyendo un libro.”  Es así como  comúnmente unimos estos momentos similares y nos convencemos de tener una supuesta unidad.

La consecuencia es que el hombre omite así la presencia en su vida de su mismo espíritu o Ser superior, de esa parte invisible pero real que representa quien verdaderamente somos, pero que no puede manifestarse sin esfuerzos.

Milarepa: “El concepto de la presencia se manifiesta como el
Vacío.”

Carta XXI del tarot @Camoin-Jorodowsky

La escuela del tarot también representa a nuestro verdadero ser como una doncella que baila en presencia.  Su desnudez representa la esencia, lo que verdaderamente somos, libre de todo lo aprendido de manera artificial.  En sus cuatro rincones, los centros inferiores de nuestro cuerpo (intelectual, emocional, motriz e instintivo) han colaborado para su aparición.  Nótese que tres de los motivos representando los centros, el toro, que figura como el centro instintivo,  es el único que no tiene halo, aunque se encuentra en un estado de pacífica aceptación.

Una imagen muestra una cabeza humana en estado de vigilia común, o de sueño despierto, en la que la dama que vimos antes 


Rueda en la cabeza, holandesa s. XVII


danzando, está velada por sus propios cabellos, que simbolizan los miles de ‘yoes’ mecánicos que nos asaltan todo el tiempo.  La rueda de los pensamientos gira sin control al compás que le marca un burro, otro símbolo esotérico del ser inferior (tanto Cristo como Mahoma son representados cabalgando asnos, representando que ellos lo dominan).

Robert Burton: “El ser inferior continuamente intenta crear algo más interesante que la  presencia.”

El diablo se lleva a la doncella, catedral de Chartres

Una de sus tácticas principales es tener el pensamiento ocupado en cosas ya sucedidas o por suceder, rumiando sobre los errores  cometidos y planeando cómo no volverlos a cometer.  Sin embargo, como cualquier acción solo puede suceder en el presente, todo este planeamiento acaba por ser inútil, pues solo   se puede actuar sobre lo que sucede en realidad, no sobre lo que se imagina que habría de suceder.


Robert Burton: “El ser inferior halla el pasado y el futuro más interesantes que el  presente.”

De esta manera, literalmente se carga al ser superior sobre los hombros mientras lo adormece con imaginación de todo tipo.  Una imagen de la catedral de Chartres muestra un diablo que carga a una doncella mientra con la cola le susurra al oído.

Hasta aquí, hemos presentado al ser verdadero como una figura desvalida, incapaz de evitar ser sometido por la máquina.  Existe, no obstante alguien que desde adentro del hombre lo defiende, a quien diversas tradiciones llamaron el corazón.
Mujer joven, Botticelli, 1480, Gemaldegallerie

Al Ghazali: “Por  corazón no me refiero al pedazo de carne situado al lado izquierdo de nuestro cuerpo, sino a quien usa todas las demás facultades como sus intrumentos y servidores.”

Esta parte del centro emocional (los corazones de las cartas de juego representan las emociones), ansía la presencia del Ser verdadero, y por eso otras tradiciones, como los sufis, la llaman “el amante,” en contraposición con la doncella de la que hablamos, a quien la  llaman “el amado.”  Una imagen de Botticelli nos muestra el corazón en su aspecto esencial: atento, anhelante de la presencia.

Robert Burton: “Solo el amor por la presencia puede derrotar al ser inferior.”


Ramsés II entre Horus y Seth, Egipto
También el corazón o mayordomo y el ser inferior se ven representados en la imagen de la derecha: Horus, la figura de la izquierda con cabeza de halcón, a la derecha del faraón, desde allí le sugiere ‘yoes’ de trabajo que promuevan la presencia del Ser, en tanto que Seth, que desde su costado izquierdo le susurra ‘yoes’ mecánicos.

Entre ambas partes es inevitable que exista conflicto.  Fortalecer el corazón para que sea capaz de luchar por la presencia de nuestra parte divina es la tarea inicial de una escuela.  Continuar apoyándolo en la lucha hasta consolidar el surgimiento del Ser verdadero es su tarea final.

Al Ghazali: “En el campo de batalla del alma hay un combate constante entre los soldados del mal y los ángeles, hasta que los últimos obtengan la victoria.”

Santa Catalina detiene la rueda
El corazón, armado para detener el giro constante de los ‘yoes’ mecánicos se ve ilustrado en la imagen de Santa Catalina, que está atenta para cortar con su espada de ‘yoes’ de trabajo cualquier intento de imponer actitudes mecánicas que obstaculicen la aparición de la Presencia.

El  Buda controla a Mara
Por fin, esta imagen del Buda controlando a Mara nos muestra la situación de quien, con un mayordomo triunfante, es capaz de estar imperturbable en medio de los ‘yoes’ que lo acechan. Esa es la victoria que logra un mayordomo maduro y que nos acerca cada vez más al despertar.








Hugo F.

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La Fellowship of Friends, una Escuela práctica en la tradición del Cuarto Camino de Gurdjieff y Ouspensky continuará presentándose en radio a través de distintos estudiantes del Centro de Buenos Aires, todos los miércoles de noviembre a las 17 horas en 104.7 FM “Radio Dakota” en el programa Dakota News.



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jueves, 1 de noviembre de 2012

Recuerdo de sí, boletín de noviembre de 2012



Noviembre de 2012












Despertar mediante el Recuerdo de Sí

La escuelas esotéricas a través de la historia han reconocido el caos de la condición humana y han buscado proveer un escape de él. La solución no es un cambio cuantitativo, sino uno cualitativo. No es cuestión de esforzarse para experimentar más amor, alegría o bondad, sino de volverse un orden de creación diferente.

En nuestro estado “normal” de sueño despierto, vivimos una existencia animal imaginando que somos humanos. Sin embargo, tenemos el potencial para purificar nuestros corazones para lograr una existencia verdaderamente humana y tratar de desarrollar nuestra consciencia para obtener una existencia divina. Este es el viaje final para un ser humano. Hay un vasto espectro de consciencia en el universo, que va desde la consciencia de una roca a la del Absoluto.  El rango potencial de la consciencia dentro de un ser humano es también vasto. La consciencia en un hombre o una mujer puede nutrirse para que se aproxime a la de lo divino.

Con trabajo preciso y suficiente, la conscincia superior puede comenzar a aparecer en ráfagas dentro de nosotros y, por fin, volverse permanente. Cuando descubrimos este estado de consciencia –de presencia divina– encontramos la fuente del verdadero amor, de la verdadera alegría y la verdadera bondad.  

“La clave para todos los problemas es el problema de la consciencia.” Textos egipcios antiguos

El primer paso es comprender la consciencia y se comienza por comprender lo que no es consciencia. La consciencia no es las funciones: No es el movimiento, no es las sensaciones, el sentimiento ni el pensamiento. Es profundamente chocante verificar que podemos actuar, movernos, conversar y experimentar emociones sin darnos cuenta. Nos hacemos propósitos sinceros y los olvidamos; herimos a los que amamos sin pretenderlo; viajamos sin memorias del viaje. Nuestra consciencia no es única sino múltiple, fragmentada entre funciones que compiten.

¿Cómo comenzamos a forjar una consciencia unificada? Todas las escuelas enseñan el mismo esfuerzo, que en el Cuarto Camino se llama recuerdo de sí. Esta s una disciplina interior donde uno vigila su mente, su corazón y su cuerpo y está separado de ellos, se da cuenta de ellos y de uno mismo observándolos. El recuerdo de sí no depende de circunstancias ni de condiciones específicas. Se puede aplicar a cada momento de la vida, significativo u ordinario, para llevar consciencia a cualquier cosa que se esté haciendo.

Trabajar en el recuerdo de sí requiere trabajar sobre el corazón. Nuestros corazones sin entrenar están inmersos en pasiones descontroladas y destructivas y en emociones negativas que nos acechan incansablemente a lo largo de nuestra vida. A través de disciplinas de escuela, el corazón puede ser entrenado para ganar la fuerza y la voluntad necesarias para nutrir y proteger la presencia divina sin palabras. Cuando tenemos el corazón purificado, nuestra esencia pura puede surgir. Lo real puede solo crecer a expensas de lo irreal.

“El Arte del Corazón consiste en mantener el ancla del corazón firmemente en paz y corrección.
Uno no debe permitirse ser llevado por trémulas pasiones ni abandonarse 
a los deseos nunca saciados de los sentidos.” Huang Di (El Emperador Amarillo)

¿Cómo podemos decir esto de manera simple?

Está donde estés y está despierto a lo que estés haciendo. Vacía tu corazón de pasiones y llénalo con anhelos de unión con lo divino dentro de ti. Encuentra aquellos con los que puedas compartir tu viaje.

Despertar es el Juego Maestro. Y el Juego Maestro tiene un método simple que es fácil de aprender pero difícil de dominar. El método, el recuerdo de sí, es invisible y portátil. Libre de condiciones externas o internas, el recuerdo de sí tiene un solo requisito:  El propio deseo sincero de usarlo. Por eso es tan urgente entrenar al corazón para que desee la presencia.  Junta, esta trinidad de la consciencia superior, el corazón y el métodotejen una tela de presencia divina. Con habilidad suficiente, la tela se vuelve oro puro: El recuerdo de sí y el propio Ser Superior se hacen permanentes.

“Dios [el Ser Superior] siempre está más allá de la bondad, la rectitud, la sabiduría total, invariable, verdadero, invisible, 
intocable, inasequible, perfecto, más allá del se, lleno de misericordia, lleno de compasión y sentimiento,
gobernando todo, viendo todo.”  Filokalia, Pedro de Damasco:
  

KHB



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