jueves, 16 de abril de 2015

EL EMBARAZO ESPIRITUAL (Parte 2)
























EL EMBARAZO ESPIRITUAL (parte 2)


Acabamos nuestra entrega previa con la frase: “El cuerpo es el ser inferior, pero también  contiene sitios reservados para partes nobles.  A ellas debe apelar para lograr ser rescatado de esta situación...”

Para entender esto, es necesario un breve resumen de cómo funciona el hombre y de cuáles son sus posibilidades de desarrollo.

El cuerpo humano tiene cinco funciones inferiores y dos superiores, y estas funciones usan distinto tipo de combustible.  Trabaja, en verdad, como lo puede hacer una refinería de petróleo, donde en el proceso de obtener el producto más refinado, se obtienen también subproductos más groseros.


“Lo que es necesario comprender y lo que la ‘tabla de hidrógenos’ nos ayuda a asir, es la idea de la completa materialidad de todos los procesos internos físicos, emocionales, volitivos, y demás, incluso de las más exaltadas inspiraciones poéticas, los éxtasis religiosos y las revelaciones místicas... Así vemos que nuestro organismo tiene las distintas clases de combustible necesarios para los diferentes centros. Los centros pueden compararse con máquinas que funcionan con combustibles de distintas calidades. Una máquina puede hacerse funcionar con residuo de petróleo  o petróleo  crudo. Otra requiere kerosén; una tercera no funcionará con kerosén sino con gasolina. Las sustancias finas de nuestro organismo se pueden caracterizar como sustancias de distintos puntos de combustión.” Peter D. Ouspensky[1]


Así, en una tabla donde se dan valores a los distintos hidrógenos o combustibles que usan los centros, vemos que al centro intelectual le corresponde funcionar con hidrógeno 48, a los centros motriz e instintivo les corresponde el hidrógeno 24, a los centros emocional y sexual, el hidrógeno 12.  Hasta aquí los cinco centros inferiores.  Cabe aclarar que cuanto mayor sea el número asociado, más pesado y menos enérgico será el combustible y, en consecuencia, más lento funcionará el centro.

En cuanto al centro emocional superior, requiere H12, mientras que el centro mental superior, requiere H6.

Sin embargo, la red de distribución de estas distintas clases de energía, funciona de manera que acaba dificultando que cada centro pueda trabajar con el combustible que necesita:

En primer lugar, el centro sexual funciona más como un depósito de libre acceso que como un centro de distribución, entregando la energía sin considerar quién la requiera.  Con esto, el H12 necesario para tres centros, acaba escaseando para el centro emocional y el emocional superior.  Con ello, limita el funcionamiento del primero a las partes de él que pueden funcionar con menor atención.  Se recomienda leer lo que dice Ouspensky con respecto al funcionamiento de los centros y sus partes.[1]

En segundo lugar, al poder solo actuar sin atención, o con atención atraída desde afuera, el centro emocional queda privado de toda capacidad que pueda discernir si las partes más nobles quedan satisfechas con las emociones  las que se da rienda suelta y solo mira hacia afuera, con lo que queda desligado de los centros superiores.  A partir de allí, el cuerpo entero pasa a depender de los intereses instintivos-motrices, a usar la energía sexual (H12) solo para expresar negatividad o para el placer asociado a la reproducción de la especie y el Ser superior queda sujeto a expresarse muy al azar, ya que no puede controlar nada de lo que haga el cuerpo físico.

Como surge de esta breve descripción del funcionamiento del cuerpo, es preciso hacer un esfuerzo para que todos los centros puedan funcionar plenamente con el combustible que cada uno requiere por naturaleza.  Si el depósito de la refinería es de libre acceso, es necesario poner un responsable que discrimine su distribución razonable.  Y este responsable no existe porque el hombre fue diseñado de ese modo: para que solo pueda acceder a sus partes más elevadas (los dos centros superiores) solo si demuestra ser digno de ello con la parte más alta de sus centros inferiores, es decir con su corazón. 

Por “corazón” no quiero decir el trozo de carne situado a la izquierda del cuerpo, sino lo que usa todas las demás facultades como sus instrumentos y sirvientes.” Al Ghazali

Esta parte –el corazón– es, entonces la que se debe tratar de hacer funcionar correctamente.  Como la escasez del combustible adecuado da origen al problema, al principio hay que comenzar por crear un grupo de ‘yoes’ que trabajen dedicados a observar cómo funciona el  cuerpo, qué hace, a qué ‘yoes’ les da espacio,  cuáles no, quién dentro de nosotros queda frustrado por ello, etc.  En una palabra, hay que comenzar por crear un observador.  Este observador, a quien la literatura del Cuarto Camino llama “mayordomo suplente,” pronto atraerá la atención del corazón y hasta de los centros superiores que, comprendiendo la oportunidad, tratarán de colaborar en la formación de un verdadero mayordomo, capaz de intentar hacer más que solo observar y de tener cierto dominio sobre lo que se hace. 


“Aquellos que no observen los movimientos de sus propias mentes deben, por necesidad, ser infelices.” Marco Aurelio




[1]Psicología de la evolución posible del hombre,” quinta conferencia, páginas 84 y siguientes de la versión electrónica en inglés.


[2]En búsqueda de lo milagroso,” Capítulo 9, página 204 de la versión electrónica en inglés.



viernes, 6 de marzo de 2015

EL EMBARAZO ESPIRITUAL




















EL EMBARAZO ESPIRITUAL 

El aliento de vida fue encerrado en la tierra, que fue embarazada por él como una mujer fecundada por el hombre.” (Kábbalah)

El conocimiento esotérico tiene cosas que quedan ocultas por la  tendencia del hombre común a satisfacerse con respuestas rápidas, sean o no acertadas.

En la cita con que comienza este artículo, por ejemplo, una parte de nuestro intelecto –que Peter Ouspensky[1] define como el “aparato formatorio”– tiende a satisfacerse con la definición de la palabra “tierra” que ya conoce (material que conforma el suelo, planeta que habitamos, etc.)

Esta parte, la más activa del centro intelectual en la gran mayoría de las personas, no alcanza para notar si alguna palabra esconde un significado importante, con lo que la comprensión de cualquier material esotérico se hace muy difícil.  

Para explicar esto, vamos  considerar un ejemplo que todos podamos entender sobre nuestra vida:

Los nueve primeros meses de vida transcurren dentro del vientre materno, como feto.  El feto se forma sumergido en líquido amniótico, un líquido que está conformado en más del 98% por agua.  Por lo tanto, toda la gestación se completa sumergido en agua.

En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y la oscuridad estaba sobre la faz del abismo. Y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.” (Génesis 1:1-2)

En esta cita, con la cual comienza la Biblia, vemos tres palabras con un significado escondido: cielos, tierra y aguas.  Y como son palabras comunes en cualquier idioma, su significado escondido necesariamente convive con el significado ordinario.

Comencemos, entonces, por intentar discernir qué es la tierra.  Como se ha dicho, el cuerpo comienza su existencia sumergido en agua, por lo que se puede ensayar que un significado de la palabra tierra puede ser el cuerpo humano, la casa que debe habitar el “Espíritu de Dios que se movía sobre las aguas.” 

Y este cuerpo, según el Génesis fue creado junto con los cielos.

Estamos hechos del mismo material del que están hechos los ensueños y nuestra pequeña vida está rodeada por el sueño.” (Shakespeare, La Tempestad)

La literatura del Cuarto Camino destaca que al hombre le son posibles cuatro estados de consciencia (el sueño del cuerpo físico, el ensueño que llama vigilia, la consciencia de sí o manifestación del centro emocional superior y la consciencia objetiva o manifestación del centro mental superior), pero destaca que, normalmente, solo tiene acceso a los dos primeros.  Y también destaca que la razón por la que no tiene acceso a los dos estados más elevados, se debe a que no escucha a sus dos centros superiores: el hombre elige, habitualmente, escuchar solo a su ser inferior.

Por supuesto, si el cuerpo físico (o “la máquina,” como la llamaban Gurdjieff y Ouspensky) es el ser inferior, sus necesidades prevalecen.  Para que esto no ocurra, se debe hacer un esfuerzo, se debe recordar que existe un Ser superior (el que flotaba sobre las aguas en la concepción, sin el cual no habría vida.)

Con el nacimiento, el cuerpo entra en el mundo que conocemos.  Su Ser superior pronto se ve apabullado por la catarata de nuevas necesidades corporales (alimentarse, moverse, aprender a distinguir cosas nuevas y emociones, educarse, desarrollar su mente).  Es allí donde aprende a confundir la actividad mental y emocional con lo que imagina y toma la multitud de ‘yoes’  con que responde a los estímulos sin establecer escala alguna, salvo la del interés que despierten en su ser inferior que, así, toma el control. 

A partir de allí, la imaginación (no la creativa e intencional, sino la que responde a los miles de ‘yoes’) será su actitud característica.  Es en medio de estas aguas imaginarias donde puede ahogarse o aprender a flotar.  Al respecto, nótese cómo la Rueda de la fortuna, la carta X del tarot que intenta mostrar cómo cada ‘yo’ cambia cada tres segundos (cada respiración), está literalmente sostenida por agua. 

El cuerpo es el ser inferior, pero también  contiene sitios reservados para partes nobles.  A ellas debe apelar para lograr ser rescatado de esta situación, pero esto será motivo de una  próxima nota.




HDF




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http://mysticisma.com/ (en inglés)




[1] Ver “Psicología de la evolución posible del  hombre,” 5ª conferencia, descripción del “aparato formatorio,” página 84 de su versión digital en inglés, “The Psychology of Man’s Possible Evolution.”

viernes, 23 de enero de 2015

Recuerdo de sí, boletín de enero de 2015

Enero de 2015

















Los usos de la fricción

En las salidas al bosque de la niñez, tratábamos de aprender a hacer fuego frotando dos ramitas entre sí. La fricción entre superficies convierte la energía cinética (potencial) en energía térmica o fuego.

Cuando el fuego es fuerte, pronto se apropia de la materia que se amontona encima de él
y la consume, elevándose más por medio de este mismo material.
Marco Aurelio

La fricción puede surgir cuando nos molesten las circunstancias en cualquier momento: el cuarto demasiado caluroso, el tráfico demasiado lento, el amigo que no responde en el teléfono, o el talento frustrándose ante una tarea sin dimensión para él. Estas son fricciones ordinarias, pero otras ocurren como parte del trabajo sobre sí mismo; las veces que no somos capaces de encontrar un modo de recordarnos, la noche en que se pierde la lucha con el propio rasgo principal en la mesa de la cena, o un duda sobre nuestra capacidad de despertar.

Dos clases de beneficios se pueden lograr de la fricción.  Las fricciones más simples nos muestran un espejo de nosotros mismos.  A una persona le importa el tráfico lento, por estar centrada en el centro motriz, mientras que  un tipo emocional en el mismo automóvil puede apreciar la conversación al punto de estar distraído a una frenada.  Un pasajero taciturno puede ocasionarle fricción a un tipo emocional, en tanto que esto no es problema para la mayoría de los tipos instintivos y así sucesivamente.  Cuando la fricción comience a generar emociones negativas, podemos crear un choque en nuestro trabajo usando la situación como espejo.  Podemos separarnos de la fuente de la fricción, y seguirla hasta lo que sea que dentro de nosotros esté incómodo.  Es una buena manera de ver el propio tipo, debilidad principal y los topes habituales frente a la realidad.  Nuestro observador interior aprecia estos momentos de visión, para ver mejor aquello con lo que tiene que trabajar.

Haciendo del cuerpo la pieza inferior de madera y de la sílaba Om la pieza superior,
y por la práctica de la fricción de la meditación,
uno percibe al Ser luminoso.
Upanishads

Pero las fricciones pequeñas son difíciles de sostener y fáciles de eliminar mediante la expresión de emociones negativas.  Como una Niña Exploradora de nueve años, mi paciencia nunca duró lo suficiente como para crear fuego de verdad usando dos ramitas.

El sufrimiento importante es de otra categoría.  La fricción de este nivel ofrece posibilidades superiores: en vez de separar meramente al observador de los propios pensamientos, emociones e instintos, el sufrimiento real tiene el potencial para ocasionar que nosotros soltemos todo lo que somos y siempre fuimos.  El sufrimiento real pude transformarnos, creando un estado de muerte y renacimiento. La fricción es aquí un catalizador y no una herramienta; el sufrimiento puede disminuir, como una antorcha que simplemente enciende el nuevo estado.

El fuego por medio del cual se obtiene la fusión se produce con “fricción,” que a su vez
se produce en el hombre por la lucha entre el “sí” y el “no.”  Si un hombre da paso a todos sus deseos,
o los consiente, no habrá lucha interior en él, ninguna “fricción,” ningún fuego.
Pero si, en nombre de obtener un propósito definido, lucha con los deseos que lo estorban, entonces  creará un fuego que gradualmente transformará su mundo interior en un todo único.
P. D. Ouspensky


Rowena L.



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