sábado, 1 de febrero de 2014

Recuerdo de sí, boletín de febrero de 2014


Febrero de 2014

























Tres fuerzas


Pero para nosotros la existencia está aún encantada; en cien puntos está aún en su origen.
Un juego de puras fuerzas en el que nadie toca a quien no se arrodilla ni se maravilla.
Rainer Maria Rilke

 

De acuerdo con la tradición del Cuarto Camino, toda acción en el universo requiere la interacción de tres fuerzas. La Ley de Tres, como la llamó Gurdjieff, penetra todas las acciones, grandes y pequeñas, físicas y psicológicas, desde la creación del universo hasta un  perro que muerde a un cartero.

La primera fuerza se manifiesta como el impulso inicial de lograr algo: una afirmación, la fuerza que afirma. La segunda fuerza se manifiesta como una resistencia a la primera fuerza: una negación, la llamada fuerza de negación. Podríamos pensar que la vida sería más fácil sin esta resistencia, pero la fuerza de negación es, de hecho, necesaria. La tercera fuerza, también llamada fuerza neutralizante, mezcla las otras dos fuerzas y provee la condición para un resultado. Las tres fuerzas son igualmente necesarias. Si falta una, la acción no se resuelve y no hay resultado. Gurdjieff llamó a las tres fuerzas Santa Afirmación, Santa Negación y Santa Reconciliación.

Nótese que las tres fuerzas son santas. En particular, la fuerza de negación no es algo malo: es una necesidad fundamental en nuestra vida, que provee el combustible básico de nuestros esfuerzos por despertar. Unos pocos ejemplos simples ilustrarán cómo funcionan las tres fuerzas:

Quisiera ir a una fiesta esta noche con mis amigos (primera fuerza, afirmación). Pero es lejos para caminar y llueve (segunda fuerza, negación). Una amiga me llama para decir que está dispuesta a pasar a buscarme en auto (tercera fuerza, neutralizante). Decido ir a la fiesta.

Mi jefe me llama porque quiere que trabaje el próximo domingo. Su pedido (primera fuerza) encuentra mi rechazo a estar disponible durante los fines de semana (segunda fuerza). La regla no escrita que dice que con el resaltaré mi posición y abriré la puerta a una posible promoción provee la tercera fuerza. Digo que .

Podemos ver que la tercera fuerza es de particular importancia en determinar el resultado de la acción. El último ejemplo se puede reconsiderar del modo que sigue:

Mi jefe me llama porque quiere que trabaje el próximo domingo. Su pedido encuentra mi rechazo a estar disponible durante los fines de semana. Mi novia, sentada junto a mí, dice que si voy a trabajar otra vez el próximo domingo me dejará. Digo que No.

De los ejemplos anteriores también podemos ver con claridad que cada vez que actúa una primera fuerza, evoca una fuerza de negación.

Si estoy vagando sin meta por las calles de una ciudad, cualquier calle es igualmente buena y cualquier eventualidad que surja es neutral. Podría decidir detenerme por un café si estoy de humor, o entrar en una librería para revisar si hay títulos nuevos. Pero si tengo que estar en un lugar específico a una hora específica –por ejemplo, para llegar a tiempo  una reunión– de pronto tengo obstáculos:   Podría estar dirigiéndome en la dirección equivocada; el buen café y la agradable conversación con el mesero son, de pronto, fuerzas contrarias que pueden ocasionar que llegue tarde a la reunión. Tener un propósito, por lo tanto, evoca fuerza contraria.


No observamos plenamente ni do fuerzas y,
en general, esperamos que las cosas sucedan cuando solo hay una fuerza presente.
P. D. Ouspensky


En nuestra condición ordinaria, somos capaces de ver solo la primer y segunda  fuerza, y con frecuencia ni siquiera anticipamos adecuadamente la fuerza contraria. Pensamos que es suficiente con hacer dieta y que sucederá, o que levantarnos una hor antes para hacer yoga antes de ir a trabajar hará que suceda. En la práctica, los experimentos muestran que somos a menudo ingenuos sobre las fuerzas contrarias que se oponen a lo que queremos hacer.

La tercera fuerza es aún más misteriosa. Es típicamente invisible a un examen superficial de una situación. Gurdjieff decía que somos ciegos a la tercera fuerza. Se requiere una clase de atención especial para notar la tercera fuerza.


Si quiere producir cierto efecto o cierta acción
y falta una fuerza, no conseguirá resultados.
P. D. Ouspensky

,
Por ejemplo: Estoy preocupado por mi hija adolescente. Pienso que ella confía en todos fácilmente y tengo miedo de que termine en problemas por eso. Decido tener una charla con ella sobre la amistad (primera fuerza). Pero esta afirmación de inmediato molesta a mi hija (segunda fuerza), quien me acusa de no confiar en ella y de tratarla como una niña.

Por lo tanto, elijo otro enfoque. En vez de darle sermones, espero. Un día uno de sus amigos hace algo dañino (primera fuerza) y mi hija está molesta y confundida (segunda fuerza). En este momento, ella será receptiva a mi conversación, que hablará de su experiencia real. Ahora soy tercera fuerza, ayudando que la otras dos fuerzas se muevan a una resolución deseada, a una nueva situación. Ya no actúo más como primera fuerza, iniciando la situación. Mi hija ahora puede comprender lo que quiero decir.

Es un habilidad especial detectar una tercera fuerza y ser capaz de usarla.   Este estudio y la compensión de cómo interactúan la tres fuerzas y el orden en el que deben interactuar para obtener un resultado dado, son parte de la tradición del cuarto camino.  Un orden diferente de interacción produce un resultado distinto. Nuestra falta de comprensión en esta área está detrás de muchos fracasos en la vida de nuestras mejores intenciones.

Cuando queremos estar más despiertos, nuestra mente es primer fuerza, afirmando nuestra meta. El cuerpo, con sus distracciones, pereza y diversas atracciones y repulsiones, provee la fuerza contraria.  Este obtáculo es a menudo descuidado. Muchos hablan de la belleza del presente, de la intensa fragancia gozosa del darse cuenta.  Pero tenemos que tomar en cuenta que gran parte de nuestro ser se rebel contra estar presente. Encontrará excusas para continuar en el impulso de su sueño. Estoy cansado; no hay tiempo; este no es el momento correcto; quiero prestar atención  otra cosa.


Es asombroso y gracioso que tengas que ser alejado de ser torturado,
tironeado dentro del jardín de la Fuente. Pero es el modo en  que es.
Rumi 

Otro ejemplo en escala más pequeña: Quiero estar presente, por un minuto, ahora mismo. Esta afirmación es la primera fuerza. El vórtice de los muchos pensamientos diferentes girando en mi mente provee la segunda fuerza. Si quiero estar presente ahora, necesito elegir pra mí una tercera fuerza que permita que el resultado se manifieste; de otro modo, las primeras dos fuerzas chocarán inútilmente y no producirán resultado.  

Puedo elegir entre varios pensamientos o actitudes que me ayudarán en mi meta de estar presente. Pudo recordar que opaca y negativa es mi vida cuando no estoy presente a ella. Puedo ponerme un ejercicio simple que actúe de recordatorio, como enfocarme en mi respiración o darme cuenta de los sonidos en torno a mí. La belleza, en especial, es una tercera fuerza excelente. Mirar una bella impresión, como una flor o una buena obra de arte mientras afirmo mi meta de estar presente, me ayudará a no estar aborto en mis pensamientos  acostumbrados y me proveerá algo externo para mirar, como un ancla, una herramienta para mi atención. Ya no estoy absorto conmigo mismo, obsesionado con mis preocupaciones habituales. Estoy presente ahora.


Sergio S.





---x---

REUNIONES INFORMATIVAS GRATUITAS TODOS LOS MARTES
o llamar al (011) 4821-4808 desde la Argentina o al +5411-4821-4808 desde el exterior.