Diciembre de 2012
¿Cuál es el sabor de la realidad?
Cada momento es nuevo. Captamos esto cuando estamos presentes. Este fino borde afilado de la presencia nos
separa del pasado y del futuro. ¿Qué
nos puede ayudar a quedarnos en este borde y a permanecer despiertos?
En el mundo natural al que
pertenecemos, ningún árbol pájaro ni aliento de aire permanece sin cambios de
un momento al siguiente. De manera similar estamos en un flujo, con distintos
humores y deseos que dominan y agitan nuestra atención. Observar nuestra multiplicidad puede crear la
tensión necesaria para permanecer despierto, la lucha entre el “sí” y el “no”
que Gurdjieff encontraba tan vital.
“Sin lucha, ningún progreso ni
resultado.
Cada ruptura de un hábito produce un cambio en la máquina.”
Cada ruptura de un hábito produce un cambio en la máquina.”
Gurdjieff, Visión desde el mundo real
Ponerse un propósito es una buena
manera de vernos: nuestras distintas partes y nuestros intereses
divergentes. Podemos ponernos
despertadores simples que nos despierten, como comenzar el día con un esfuerzo
por dividir la atención, evitar azúcar o una segunda taza de cafeína o estar
presentes a cada llamada telefónica. Un propósito resalta nuestra falta de
unidad y nos sacude cuando lo recordamos.
Pues el trabajo sobre la consciencia es también trabajo sobre la
voluntad –en el que debemos negarnos lo que no pertenezca a nuestro propósito–
y unidad, donde reunimos lo que nos rodea, aquí, ahora.
“¿Dónde vas cuando te abandonas?”
Bernardo de Clairvaux
Regresar al punto de atención es el
primer paso. Mientras que un estudiante
del Cuarto Camino pueda desarrollar herramientas para comprender su mundo
interno subjetivo, es el mundo real lo que finalmente nos atrae cuando estamos
listos. La realidad nos oprime, volando
nuestros preconceptos con la carga del instante presente.
Al ser testidos de la realidad del
momento presente, podemos permanecer en el punto de atención.
La realidad es a la vez tocada por el
tiempo y está más allá del tiempo y, estar presentes a un momento en el tiempo,
es la puerta a la realidad.
“El fuego por el que se logra la fusión
se produce por ‘fricción,’ la que es a su vez producida en el hombre porla
lucha entre el ‘sí’ y el ‘no.’ Si un hombre da paso a todos sus deseos o los
complace, no habrá lucha interior en él, ni ‘fricción,’ ni fuego. Pero si, en nombre de lograr un propósito
definido, lucha con los deseos que lo estorban, entonces crea un fuego, que
gradualmente transforma su mundo interior en un todo único.”
Peter
Ouspensky, En busca de lo milagroso
Rowena L.
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