martes, 1 de julio de 2014

Recuerdo de sí, boletín de julio de 2014

Julio de 2014
























La alegría de los esfuerzos

El momento más precioso del día es antes de que el día te supere. Se vuelve una ciencia preservar este momento para el propio Ser Superior, cultivar el momento con presencia. Cuando algo urgente surge de entre los muchos ‘yoes,’ algo “importante,” uno hace un esfuerzo consciente, elige el presente y deja el ‘yo’ de lado. 

Arjuna dijo: ‘¡Señor! La mente es turbulenta... extremadamente difícil de controlar, como el viento.’ El Señor Krishna respondió: ‘¡Sin dudas, oh Poderoso! La mente es voluble
y extremadamente difícil de refrenar,
pero con práctica y renuncias se puede hacer.’
Textos hindúes, Bhagavad Gita


Hacer este esfuerzo tiene una recompensa inmediata; una sensación de consciencia resaltada, un equilibrio entre la turbulencia de la mente y la calma en el corazón: ‘Ese lugar sereno interior donde se origina el deseo de estar presente.’ Sin embargo, con frecuencia el entusiasmo, el celo por hacer esfuerzos se disipa. La vida nos presiona y el hacer esfuerzos conscientes se vuelve un sabor que se desvanece como un sueño, en vez del proceso de hacerse más real. A medida que uno se da cuenta de la necesidad de hacer esfuerzos conscientes, los valora, tal como los momentos de presencia que estos esfuerzos  producen. Se desarrolla una fortaleza interior al hacer esfuerzos, como levantar pesas interiormente. Uno encuentra la tenacidad para resistir el vagabundeo de la mente, para resistir el revoloteo de la atención de tema en tema. Y la propia identidad se hace más simple, más pura al compararla con la de los muchos ‘yoes’ como experiencia de la realidad. Encontramos alegría en hacer esfuerzos; ‘¡Ven!’ nos dice Omar Khayyám: ‘Aprovecha el momento que pasa con alegría.’

Los esfuerzos conscientes se nos hacen más naturales; nos damos cuenta de que esto es el principio de un nuevo ser más interior. Este es el significado esotérico de la fuerza que exhiben  los héroes legendarios, un símbolo de la certeza y la confianza que se desarrolla con el  trabajo consciente. Cuando uno se separa por un momento de la eternidad de las 3 dimensiones del tiempo y del espacio, es un esfuerzo heroico, más real de lo que nos damos cuenta. Con el tiempo, los esfuerzos consistentes evocan una respuesta de algo más alto en nosotros, de una experiencia más permanente y duradera del Ser Superior. Hay un paralelo entre la oración como un llamado a Dios y un esfuerzo consciente como un llamado al propio Ser Superior. Un místico inglés nos advierte, al saber que es un trabajo: ‘Excava en tu propio campo en busca de  esta Perla de la Eternidad que yace oculta en él; no te puede costar demasiado ni la puedes comprar demasiado cara; pues lo es todo; y cuando la hayas encontrado, sabrás que todo lo que hayas vendido o regalado por ella, es meramente nada, como una burbuja en el agua.

Con todo mi esfuerzo, con un corazón voluntarioso para siempre,
he actuado en ti y a ti, gran Dios, te llamo.
Texto egipcio


Julian B.
Being Present



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