lunes, 4 de marzo de 2013

Recuerdo de sí, boletín de marzo de 2013


























'Yoes' de trabajo



Cuando niño, yendo de compras con mis padres, los negocios que más me gustaban eran los de herramientas especiales.  Recuerdo mirar a mis padres revisando las distintas secciones y estantes para localizar la herramienta precisa que necesitaban.  Porque el número de herramientas que se ofrecían en estos negocios era tan grande, encontrar la herramienta correcta –la que haría el trabajo más que demorarlo– era de gran importancia.  Con el paso del tiempo he observado que este proceso ocurría en otras áreas: ubicar al médico correcto para mi hijo de la larga lista de médicos que trabajaban en el área, elegir el área de enfoque correcto en mis estudios universitarios, etc.

Ya que los mismos procesos, cuando se definen bien, se pueden observar en escalas diferentes, podemos usarlos para que nos enseñen sobre nosotros mismos.  Podemos comenzar por examinar el funcionamiento de nuestras mentes.  Cuando observamos nuestros pensamientos vemos que vienen en un torrente interminable, con un pensamiento detrás de otro, mayormente por asociación.  Desde que casi nunca se detienen, nuestra mente está bloqueada o simplemente sobrecargada con ellos y es incapaz de asistir a la función para la que fuera originalmente diseñada: servir al Ser superior.

Afortunadamente este no es siempre el caso, sin embargo; hay veces y breves relámpagos en los que hemos experimentado algo distinto.  Por alguna razón, en un momento de alegría o sorpresa, o pena, o nada en especial, nos las hemos arreglado para separarnos de esta capa de pensamientos.  La experiencia es tan penetrante que tratamos de encontrar el camino de regreso a ese momento.  No podríamos desearlo ni hacer un esfuerzo para recuperarlo si no lo hubiéramos experimentado antes, y este hecho nos da la energía para continuar tratándolo.  ¿Cómo podemos crear estos momentos especiales intencionalmente y hacerlos que duren más?

“…la Oruga se bajó del hongo y se alejó reptando por el pasto, destacando al pasar:  ‘Un lado te hará alargarte, y el otro lado acortarte.’
‘¿Un lado de QUÉ? ¿El otro lado de QUÉ?' pensó Alicia para sí.
‘Del hongo,’ dijo la Oruga, tal como si lo hubiera preguntado en voz alta; y, en un momento, se perdió de vista.”
Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas

Volviendo al interminable torrente de los pensamientos, lo llamamos los muchos ‘yoes’ porque los pensamientos giran alrededor de nosotros y muy a menudo dicen ‘yo’ ( yo quiero, yo necesito, yo debería...)  Los muchos ‘yoes’ se “acortan,” como la oruga dice sabiamente; se acortan en el sentido de que nos alejan del instante en que estamos ahora, lo que hacen simplemente tomando el lugar dentro de nosotros donde podría existir una consciencia superior.  Por fortuna, hay “otro lado” que nos hace alargarnos, acercarnos a la presencia.  Mientras nos estamos alimentando del lado equivocado del hongo, se puede decir, de pronto viene el deseo de movernos al otro lado; un deseo que puede causar que algo suceda, de modo que nos alargamos cada vez más, elevándonos por sobre los árboles hasta que finalmente vemos lo que nos rodea.

“Cuando digo carne kosher quiero decir buenos pensamientos y cuando digo carne no kosher, quiero decir malos pensamientos."
Rabi Nahman de Breslav 

Las escuelas esotéricas nos enseñan a tener buenos pensamientos, pensamientos que pretenden separar nuestro Ser superior de los muchos ‘yoes.’ Estos pensamientos se llaman 'yoes' de trabajo.  Mientras que los muchos ‘yoes’ se perpetúan generando más pensamientos, los ‘yoes’ de trabajo tienen el propósito opuesto.  Estos pensamientos “kosher” nos ayudan a detener el flujo de pensamientos con el propósito de limpiar un espacio en el que pueda entrar la consciencia.  Un solo ‘yo’ de trabajo, que funcione apropiadamente, es desinteresado y creará, en el momento, la separación requerida de los muchos ‘yoes,’ como un pequeño ejército que derrota a uno más grande.

Un ‘yo’ de trabajo es una palabra corta que nos ayuda a conectarnos con el momento en que estamos, con el gran mundo que rodea nuestro pequeño ser.  Por ejemplo, decirnos Look (mira), al caminar por la calle, puede despejar los muchos pensamientos que nublan nuestra visión en ese momento. Otro ejemplo es Hear (oye), cuando escuchamos música.  El propósito de estas palabras es regresarnos al momento en que estamos y sostenernos allí hasta que se necesite el siguiente ‘yo’ de trabajo.  Ahora nuestra mente está funcionando del modo en que fuera diseñada, enfocando nuestra atención hacia el presente.

Al observar nuestros ‘yoes,’ aprendemos a distinguir una gran diferencia entre los ‘yoes’ de trabajo y los miles de otros pensamientos que simplemente nos suceden.  Cuando no nos damos cuenta de nosotros, los muchos ‘yoes’ parecen muy reales; sin embargo, cuando dirigimos activamente nuestra atención con un ‘yo’ de trabajo, ya estamos en un estado diferente y este estado necesita ser apoyado y prolongado. 

Un ‘yo’ de trabajo es la herramienta que se nos da para construir consciencia, permitiéndonos tener una visión fugaz del momento, una respiración que nos despierta.  A medida que ganemos experiencia podemos recoger un grupo de estos ’yoes’ especiales que se adecuen a cada momento o actividad en nuestra vida cotidiana y nos podemos entrenar en introducirlos cuando surja el deseo de estar presente.  Poco a poco llenaremos una caja de herramientas que podamos llevar con nosotros siempre y en todas partes, utilizando la herramienta correcta cuando la necesitemos y dejándola de lado cuando su función esté completa.

“Deseo abandonar todo lo que pueda pensar y elegir como
mi amor a lo único que no puedo pensar,
pues Dios bien puede ser amado, pero no puede ser pensado.”
La nube del no saber

Ron M

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